Mérida y la Presa Romana de Proserpina , el embalse más antiguo de España.

   Una de las cosas que más echamos de menos los extremeños, sobre todo en verano, es que nuestra comunidad autónoma no tiene cerca el mar. Lo más cercano que tenemos está en las costas portuguesas a más de 2 horas ida y otras tantas de vuelta, y eso si salimos desde Badajoz, que está pegado a la frontera. Y lo mismo ocurre si nos vamos a las playas de Huelva, aun saliendo de los municipios más cercanos a Andalucía, el trayecto mínimo es también de 2 horas...


   Sin embargo, eso no quita que Extremadura no tenga costa, de hecho tenemos casi 1.500 kilómetros de costa de agua dulce, siendo la mayor superficie de agua dulce de España y algo único en Europa occidental, y es que entre tanta costa, contamos con excelentes zonas para el baño como la playa fluvial de Orellana la Vieja, que fue la primera del país en lograr el galardón de bandera azul, o lugares muy especiales como la protagonista de esta entrada, la zona de baños de Proserpina en Mérida.

   ¿Y qué es lo que tiene de especial Proserpina? Pues que es un lago artificial creado hace casi 2.000 años por los romanos, lo que le convierte en el más antiguo de España.
   
   A decir verdad, ellos no crearon este lago como zona de recreo y diversión, sino con una finalidad mucho más práctica, ya que era uno de los tres sistemas de abastecimiento de aguas de la ciudad romana de Emerita Augusta, es decir, nuestra actual Mérida.

   Así que para contener y regular las aguas del lago, construyeron una presa, la ahora conocida como Presa de Proserpina.

   El embalse tiene capacidad para 5 millones de metros cúbicos, y la presa cuenta con un muro de unos 400 metros de longitud y 21 metros de altura en su punto más alto. Lo cual supone que es el mayor embalse que construyeron los romano en todos los países mediterráneos.

   Este muro en realidad está formado por varias capas, una sillería de granito en permanente contacto con el agua, una gruesa capa de relleno de hormigón romano, más conocido en la zona como calicanto, y una pared exterior de mampostería que no está en contacto directo con el agua y que podemos ver aquí.
   Si os fijáis bien, pueden ver unos pequeños salientes en la mampostería con forma de pequeños pilares que sobresalen del muro. Se cree que son meramente ornamentales ya que no tiene una misión estructural alguna.

   A pesar del grueso muro, los romanos sabían que no era suficiente para sujetar la presión que ejerce tantos millones de metros cúbicos, por eso crearon a modo de contrafuerte un gran espaldón o terraplén de tierra que mantuviera en pie al muro.

   Por supuesto, todo este esfuerzo de construcción del muro no tendría sentido sin la capacidad para regular el agua, y eso lo conseguían a través de las Torres de Tomas o también conocidas como Bocines.

   Estas Torres de Toma permitían acceder a lo más profundo de la presa, desde donde los romanos regulaban el agua mediante dos tuberías de plomo de 20 centímetros de diámetro que llenaban una galería romana.

   En la presa podemos ver dos Torres de Tomas o Bocines, que son esas estructuras con techo de "pico".

   Finalmente, el agua atravesaba la galería debajo del espaldón de tierra y emergía en el otro lado del dique a la superficie, donde era guiada a través de canales hacia la conducción de abastecimiento de la antigua Emérita Augusta.

   Al agua mansa le esperaba entonces un viaje de casi 10 km desde la presa hasta el depósito del cerro del Calvario, ya en el centro de la ciudad. Con una inclinación aproximada de 1 metro cada 2 kilómetros, este sistema de conducción que permitía el paso de hasta 150 litros por segundo, era otra muestra más del prodigio de la ingeniería romana ya que se llegaron a construir hasta siete acueductos, el más conocido el de los Milagros (llamado así por que parece un milagro que muchos de sus pilares se conservaran en pie a pesar de los siglos), así como otras grandes obras como túneles excavados en bloque de granito. 

   Hay que destacar que la presa ha sufrido numerosas modificaciones y reformas a lo largo de los años. Ya desde época romana se cree que primero se construyó un presa de unos 6 metros de alto en el siglo I d.C. para luego construir otro muro aun mayor sobre el mismo en el siglo II d.C, y a su vez, sobre esta base se han realizado muchas obras en los siglos venideros, sobre todo la de principios del XVII.

  Algunas de estas obras iban encaminadas a restaurar el desgaste propio del agua y los años, otras a surtir nuevos abastecimientos cercanos a la presa, y algunas obras trataban simplemente de mejorar las funciones de la presa.

   Hoy en día, sin embargo, el embalse es una zona popular para bañarse y refrescarse durante los calurosos veranos extremeños (pero tengan cuidado, puede haber sanguijuelas, que aunque no son peligrosas sí que son molestas), y cuenta con varios chiriguitos, zonas acondicionadas y un paseo de unos 6 km que recorre el perímetro del lago. 

   Como curiosidad os diré que durante siglo, el embalse era conocido popularmente como "la Charca", pero en el siglo XVIII se descubrió en la zona una lápida que invocaba a la diosa Proserpina y desde entonces se le cambió el nombre.

   La presa y el embalse de Proserpina forman parte del Conjunto Arqueológico de Mérida, y como tal fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1993. 

   Así que si están de visita por Mérida y les apetece darse un baño cargado de historia, no van a encontrar un lugar mejor.

   Hasta pronto.
   

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