El Monasterio de Tentudía bajo la nieve, una curiosa visita.

   A lo largo del año son muchas las veces que viajo por la autovía Ruta de La Plata en mi deambular entre Extremadura y Andalucía. Pues bien, siempre que paso a la altura del pueblo pacense de Monesterio y veo el cartel informativo que indica el desvío hacia el Monasterio de Tentudía, me entraban unas ganas enormes de salir de la autovía para visitarlo, sin embargo nunca lo había hecho...hasta ahora.

  Y es que aprovechando que la borrasca Filomena nos estaba haciendo una gélida visita en España, pensamos que sería cuanto menos curioso acercarse al punto más alto de la provincia de Badajoz y conocer este Monumento histórico-artístico...y resultó que nos lo encontramos así de espectacular...

   A pesar de que este techo provincial está a "sólo" 1.104 metros, es suficiente para verlo nevado en algunas raras ocasiones como en esta, y para nosotros, que vivimos en Sevilla y vemos la nieve muy de lejos, fue todo un plus a sumar a la visita.

   Lo bueno de la nieve es que es muy divertida, sobre todo si viajas con peques, y además crea unos paisajes invernales que son más propio de otras latitudes...

   Lo malo es que al cabo de un rato uno empieza a sentir mucho frío, sobre todo si uno viene en vaqueros por no tener la ropa adecuada (como le pasó a un amigo), y otro punto negativo es que subir al punto más alto de la provincia normalmente permite disfrutar de unas vistas magníficas de la comarca con las típicas dehesas y la sierra sur de Badajoz, sin embargo la niebla y nieve apenas si dejan ver unos pocos metros...

   Así que, al cabo de un rato, y eso sí, de muchas fotos para el recuerdo, decidimos entrar en el Monasterio. El coste de la entrada es de 1,50€ los adultos, y gratis para los niños.

   Cuenta la leyenda que en el siglo XIII, durante la Reconquista, el monarca Fernando III El Santo, ordenó al maestre Pelay Pérez Correa de la Orden de Santiago tomar estas sierras. Durante la batalla los cristianos fueron tomando ventaja a los musulmanes, sin embargo la noche se acercaba y eso supondría pausar la batalla y recuperar fuerzas a los sarracenos. Por ello el maestre imploró a la virgen gritando "¡Santa María, detén tu día!", y entonces el sol se detuvo en el horizonte el tiempo suficiente para obtener la victoria.

   En agradecimiento, Pelay Pérez Correa ordenó en 1.246 construir una pequeña ermita en honor a la Virgen María y, aunque tras su fallecimiento fue enterrado en el claustro de la Iglesia del Hospital en Talavera de la Reina, en 1.510 Fernando el Católico ordenó que sus restos fueran traslados a esta ermita, convertida ya por aquel entonces en la Iglesia de Santa María de (ten) Tudía. 

   Tan solo 4 años más tardes, en 1.514 y a requerimiento del mismo rey Fernando el Católico, el papa León X erige en este lugar el Monasterio de Santa María de Tudía.

   En su interior destaca el claustro de estilo mudéjar construido entre el 1.502 y el 1.508. Un claustro sencillo, de ladrillo visto y dos galerías. En la parte inferior se situaban las dependencias de los servicios comunes, y en la superior la biblioteca y las celdas de los frailes. Hoy en día estas estancias están totalmente reconstruidas.

   En el centro, un aljibe recogía el agua de lluvia y desde ambas galerías se accede también a un claustro exterior que cuenta con un patio y unas vistas excepcionales del entorno en su parte superior...

   ...salvo los días de nieve, claro.

   Desde el claustro se accede a todas las estancias del monasterio, como la Iglesia construida en 1.559. Dividida en tres tramos que están separados por arcos fajores sustentados pilastras sencillas de ladrillo encalado. Durante el sigo XVII se efectuaron algunas mejoras como la verja plateresca que separa el ábside de la nave.

   Presidiendo el templo está la imagen de la Virgen de Tentudía. La que hoy podemos ver es de las llamadas de candelero del siglo XVIII, esta imagen sustituyó a otra del siglo XIII de madera policromada a la que el rey Alfonso X el Sabio dedicó cinco de sus Cántigas en los que narraba los milagros de Santa María de Tudía.

   Detrás de la imagen podemos ver la considerada una de las obras de cerámicas más importante de España, el retablo mayor de Niculoso Pisano.

   Este retablo, del 1.518 es la obra maestra y más completa de Pisano, quien aporta en su trabajo el espíritu del Renacimiento italiano con una técnica revolucionaria que hace entrar a la cerámica por la puerta grande de las Bellas Artes.

   Toda la iconografía del retablo gira en torno al eje central. Esta calle se estructura alrededor de la antigua hornacina en torno a la cual la representación del Árbol de Jesé ocupa todo el espacio.

   A ambos lado de la Capilla Mayor tenemos la Capilla de los Maestres y la Capilla de Santiago, ambas de características similares siendo de planta cuadrada y labra mudéjar con bóveda octogonal sobre trompas y pechinas, y decorada con pinturas al fresco muy deterioradas.

   En la Capilla de los Maestres impresiona las dos esculturas yacentes, de piedra granítica, y que corresponden a los maestres Gonzalo Mexías y Fernando Osores. Ambos aparecen con los hábitos y emblemas de la Orden de Santiago, con leones a sus pies. El retablo de cerámica, fechado en la segunda mitad del siglo XVI, representa a San Agustín, uno de los cuatro Grandes Padre de la Iglesia. 

   Otras estancias visitables del monasterio incluye como os decía las celdas de los frailes o la biblioteca pero son están vacías y totalmente reformadas, eso sí, una de estas estancias se ha convertido en un pequeño Museo Medieval.

   A pesar de su pequeño tamaño, podemos aprender algunas curiosidades medievales como el uso de brújulas para navegar, los números arábicos que permitieron un salto cuantitativo de las matemáticas o también el uso de gafas para que los monjes mas ancianos y sabios pudieran copiar y traducir al latín las mayores obras de la humanidad.

   Pero para nosotros el mejor invento en días como hoy es el de un buen abrigo y comida caliente, y precisamente eso es lo que fuimos a buscar, y encontramos, en la vecina localidad de Monesterio donde comimos de lujo en un pequeño local llamado Honky Tonk (que conste que este comentario no está patrocinado). Si deciden pasarse algún día por aquí les recomiendo que pruebe la cerveza artesanal Monesterio, está francamente rica.

   Sin duda un gran final para un día muy especial, frío pero muy divertido.

   Hasta la próxima.

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