Rocamadour: La Minas Tirith real (Parte 1/2)


 
No me pregunten por qué pero en mis últimas entradas me ha dado por hacer un pequeño recorrido por pueblos de grandes alturas..., si bien hace unos días dedicaba un post a Magacela, un pequeño pueblo situado en lo alto de un cerro en la comarca de la Serena en Badajoz, las entradas anteriores a esta están dedicada a Arcos de la Frontera, un precioso pueblo blanco de Cádiz "desparramado" por una peña de más de 100 metros de altura y para colmo el post que les traigo hoy vuelvo de nuevo a un pueblo agarrado a un espectacular acantilado de 120 metros...así que si no sufren de vértigo les invito a conocer a uno pueblos que más bello que he conocido, Rocamadour en Francia.
  

    Rocamadour se localiza en el departamento francés de Lot y es uno de esos lugares que enamoran desde lejos. Cuando uno se va acercando con el coche a este pueblo por la estrecha carretera D32 es realmente difícil no caer en la tentación de parar el coche en cualquier hueco y empezar a tomar fotos, no obstante si tienen un poco de paciencia llegarán al mirador de L´Hospitalet desde el que se aprecia todo el pueblo sin riesgo de atropellos.

   Al igual que ocurría en La Roque-Gageac otro precioso pueblo francés situado a unos 50 kilómetros y al que ya dediqué en su día una entrada, los habitantes de Rocamadour se encontraban entre "la espada y la pared", es decir, entre el río Alzou y el acantilado, por lo que para poder crecer y proteger el pueblo sólo había una alternativa....construir verticalmente. El resultado es, como ya comentaba en la entrada de La Roque-Gageac el de un pueblo construido como una tarta de boda, es decir por capas...y Rocamadour cuenta hasta con cuatro niveles. 

   En el nivel más bajo tenemos el río Alzou que aunque suele pasar desapercibido oculto entre los árboles es en realidad el verdadero protagonista de Rocamadour no sólo por haber "diseñado" el acantilado con el paso de los siglos, sino también por haber proporcionado agua y alimento a sus primeros habitantes. Sin el Alzou no existiría Rocamadour.

   Un poco por encima del río, que en ocasiones se seca completamente, tenemos a un segundo nivella ciudad medieval...

   ...realmente el pueblo está compuesto por tres calles rectas separadas por puertas defensivas, paralelas al acantilado y rodeadas de edificios de piedra medievales con tejados puntiagudos.

   Lo bueno de las calles del pueblo es que son completamente peatonales por lo que no tendrán que preocuparse del tráfico mientras pasean ensimismados contemplando la belleza del lugar, sin embargo lo malo es también precisamente que las calles sean peatonales ya que eso obliga a dejar el coche en alguno de los parking de pago que hay a las afueras de Rocamadour, ya sea en lo alto del Castillo o bien abajo a nivel de la villa medieval.

   Si dejan el coche en su parte baja lo primero que verán de la ciudad medieval es la llamada Puerta de la Higuera que data del siglo XIII

   Si se fijan podrán ver una pequeña higuera justo al lado, y aunque está claro que no es del siglo XIII supongo que en este lugar existiría una gran higuera que acabó dando nombre a la puerta.

   Veréis, son muchos los que dicen que este pueblo les recuerda en cierta forma a Minas Tirith del Señor de los Anillos...y en las Puertas defensivas tenemos un pequeño paralelismo ya que La Puerta de la Higuera formaba parte de un sistema defensivo amurallado que rodeaba y protegía el pueblo y sobre todo al Santuario que esta en el centro de la villa protegido por todas las Puertas.


  Así, junto a la Puerta de la Higuera también están en el nivel inferior la Puerta Basse, la Puerta Hugon y la Puerta Salmón de forma que en caso de ataque se podría ir protegiendo distintos sectores de la ciudad a medida que se fueran perdiendo otros....exactamente igual que ocurría en el ataque de  Minas Tirith  en la película de Peter Jackson

   Lo cierto es que una vez traspasada las Puertas, nos encontramos con un pueblo orientado completamente al turismo donde todo son hoteles, restaurantes y tiendas de souvenirs por doquier en donde podrán encontrar y comprar de todo.... hasta productos de El Señor de los Anillos fíjate tú.

   Pero si lo que quieren es adquirir algo autóctono mejor prueben el queso con Denominación de Origen Protegida "Rocamadour"(sí, se llama con el pueblo) que está elaborado a partir de leche de cabra de la zona y que está realmente bueno...eso si, si les gustan los quesos de olores fuertes como es mi caso..

   Sin embargo Rocamadour no es mundialmente conocido por su queso, por muy bueno que esté, sino por ser un lugar de peregrinaje muy importante en Francia ya que forma parte del Camino de Santiago Francés y también por su Santuario construido con gran pericia técnica colgando a media altura del acantilado. Así que, demos un buen bocado al queso local, cojamos fuerzas y dispongámonos a llegar hasta tercer nivel de la tarta, La Ciudad Santuario, subiendo primero los 216 escalones que conforman La Gran Escalera...

    Porque cuando los peregrinos llegaba a Rocamadour no lo hacían para hospedarse cómodamente en sus hostales situados en la parte baja, llegaban aquí con un propósito, rezar ante Nuestra Señora de Rocamadour y lograr así el arrepentimiento, la penitencia, la gratitud o el favor de la Virgen....es decir en definitiva buscaban la elevación espiritual, y en este sentido La Gran Escalera cumplía perfectamente con este objetivo de superación personal ya que antiguamente los cansados peregrinos la subían...pero eso si, de rodillas mientras rezaban el rosario.

   Por estas escaleras han subido reyes como Luis IX de Francia, Enrique II de Inglaterra o Alfonso III de Portugal pero también muchos personajes ilustres y algunos no tan ilustres como un servidor, y lo cierto es que subirla es un verdadero placer, no para las piernas claro pero sí para los ojos ya que las vistas son memorables.

   Por cierto a medida que ascendemos hacia el Santuario volvemos a encontrar un parecido razonable entre Minas Tirith y Rocamadour...

    Fotograma ESLA
     
     
   La escalera concluye en La Puerta Santa, el paso final entre la ciudad terrenal y el Santuario de Nuestra Señora de Rocamadour. A partir de este punto entramos en la parte más importante de la ciudad, la que le trae verdadera fama y hace que estemos ante el segundo sitio más visitado de Francia. 

   Y es que en el Santuario no hay un sólo templo, sino que son 7 los que se juntan y superponen en el escaso terreno para conformar uno de los lugares más curiosos de la cristiandad...

    ...y todo gracias al cuerpo momificado de un hombre que fue descubierto perfectamente conservado en este lugar en el año 1.166 y que, según la tradición difundida por los benedictinos serían los restos de un ermitaño llamado Amador (San Amador) quien fundó un pequeño oratorio en la roca. Esta roca pronto fue conocida como la Roca de Amador o Rocamador y de ahí el nombre actual del pueblo.

   Hay quien afirma que Amador es en realidad el Zaqueo de la Biblia quien llegó a este lugar junto a su familia para difundir la palabra de Cristo cambiándose el nombre por Amador (el que ama). Sea como sea, junto al cuerpo incorrupto encontraron una imagen de una Virgen Negra y comenzaron a suceder numerosos milagros convirtiéndose en un lugar de peregrinación.

   Todavía hoy pueden ver la tumba donde fue encontrado San Amador.

   Aquí los peregrinos y turistas dejan monedas y también deseos y peticiones en papel. La tumba esta situado en la pared de la izquierda una vez entran en el Santuario por la Gran Escalera, pero si alzan la vista podrán encontrar otra curiosidad del recinto que de nuevo me lleva a rememorar a El Señor de Los Anillos ya que clavada en la roca podrán ver, no a Narsil la espada de Isildur que cortó el dedo de Sauron, pero sí a Durandarte, la famosa espada de Roland.



   Roland fue un paladín cristiano sobrino de Carlomagno que recibió a Durandarte cuando fue nombrado caballero a los 17 años de manos del propio rey y que desde entonces le acompañó toda su vida en numerosas batallas. El 15 de agosto del 788 durante la batalla de Roncesvalles Roland supo con seguridad que iba a morir a manos de los sarracenos, así que para evitar que Durandarte cayera en manos enemigas trató de romperla contra un roca.

   Sin embargo la roca se partió fácilmente ante la potentosa espada y fue entonces cuando Roland, pidiendo ayuda al Arcángel Miguel para evitar que el arma cayera en manos infieles lanzó con todas sus fuerzas la espada lejos del campo de batalla. El destino quiso que la espada se clavara en la roca de Rocamadour quebrándola cual mantequilla y desde entonces está ahí....Por cierto en el Bierzo dice que la espada fue en otra dirección y cayó en el Lago Carucedo, no se sabe, pero lo que está claro es que Roland como bateador no hubiese tenido precio.

   El caso es que gracias a la intervención divina se salvó el preciado objeto y por eso uno de los siete templos de Rocamadour está dedicado a San Miguel, una capilla semitroglodita incrustada en la roca (es el edificio del centro de la foto)



      Además, como esta capilla está tan bien protegida por el acantilado del sol y la lluvia, se han conservado casi intacto frescos del siglo XII en la pared, como este de la Anunciación y la Visitación

   Resulta increíble pensar que este fresco, con esos colores que representan a el cielo lleva más de ochocientos años a la intemperie...

   Bueno, junto con la capilla de San Miguel que por cierto no se puede visitar si no es con guía, tenemos otras capillas como la de San Juan Bautista, la de Santa Ana o la de San Blas donde podrán ver un cuadro de Cristo misericordioso al que se le atribuyen muchos milagros.

   Lo curioso de la imagen es que el Cristo tiene, como diría Alejandro Sanz, el "corazón partio" por dos rayos, uno azul que representa el agua y otro rojo que representa la sangre inundando así el mundo con su Misericordia. De hecho a esta capilla de San Blas también se la conoce como la Capilla de la Divina Misericordia y dicen que todo aquel que rece frente a esta imagen sagrada será bendecido con muchas gracias.

   Otra pequeña curiosidad de la capilla es esa ventana que ven en la foto y que se sitúa justo encima de la Gran Escalera por lo que era un punto de control y de ataque estratégico para el Santuario.

   A San Blas acudían los peregrinos a rezar para calmar dolores corporales así que supongo que después de subir la Gran Escalera de rodillas estas capilla se quedaría pequeña para acoger a tanta gente rezando.

   La que no creo que tuviese tanta afluencia es la siguiente capilla de la que os quiero hablar y que dicho sea de paso es mi preferida por ser la más curiosa y extraña de todas ellas. Me refiero a la capilla que en su día estuvo dedicada a San Luis, el rey de Francia que os comentaba antes que fue uno de los peregrinos que subieron por la Gran Escalera, pero que actualmente es conocida como la capilla del Óvalo...

   Si se fijan en esta capilla vemos que parece más una tienda de camisetas que un templo religioso, y esto es así por que el Óvalo al que se refieren es en realidad el balón de rugby y esta capilla está dedicada a Nuestra Señora del Rugby siendo las camisetas donaciones de jugadores que dan las gracias a su señora para evitar o superar las temidas lesiones. La verdad es que no pensaba que en Francia había tanta pasión por este deporte porque de hecho la de Rocamadour no es la única capilla que existe en el país galo dedicada al rugby y la imagen que vemos es una réplica de la virgen original que está en Larrivière Saint -Savin.

   Sea como sea, no se me ocurre mejor curiosidad para cerrar esta Parte I de la serie dedicada a Rocamadour, en breve publicaré la Parte II con más curiosidades y alguna que otra frikada de los templos y el castillo, hasta entonces sólo me resta decirles...

Au revoir¡¡¡

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